martes 6 octubre, 2009
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Rosita Serrano

Rosita Serrano

La diva internacional en la historia de la música chilena es Rosita Serrano, un nombre de leyenda. Artista de variedades, discos, radio y películas, marcó una época como  de los años ’30 y ’40, y entre sus éxitos están las interpretaciones para canciones tradicionales como «La paloma», «Cielito lindo» y «Corazones partidos». Der Chilenischen Nachtigall o The Nightingale of Chile son nombres que figuran hasta nuestros días en reediciones internacionales de sus discos: se llamaba María Esther Aldunate y su seudónimo fue Rosita Serrano, pero ése, El Ruiseñor Chileno, es su título más inmortal.

El cielito y la paloma
María Martha Esther Aldunate Del Campo nació en Viña del Mar el 10 de junio de 1914, hija de Héctor Aldunate y de la cantante lírica chilena Sofía del Campo, intérprete de canciones como la balada «Plaisir d’amour». A los diecisiete años estaba en Rio de Janeiro con su familia, y su madre viajera fue la principal compañía en sus primeros años.

«Conocí a su madre en Quilpué cuando era soltera», escribe el cronista Joaquín Edwards Bello en el diario «La Nación» (1956) acerca de Sofía del Campo, citado por el escritor Enrique Lafourcade. «Más tarde la encontré en Ginebra, Suiza, en septiembre de 1925. La fiesta fue en la Embajada de Chile y allí estaban (el músico y diplomático polaco Ignacy Jan) Paderewski, Claudio Arrau, Sofía del Campo… «.

«La voz de Sofía era un control total, sabias texturas aterciopeladas, donde (…) el chagrin d’amour dure toute la vie («pena de amor dura toda la vida») tenía sabor a sollozo», describe Lafourcade en una de sus crónicas. «La de Rosita, levemente metálica, joven, desafiante, como una calandria al amanecer, como un joven ruiseñor en una noche de luna llena a la llegada del verano. De tal madre tal hija».

Rosita Serrano debutó hacia 1930 en uno de esos viajes, en la radio Nacional de Lisboa, donde refiere el propio Lafourcade que cantó el «Ay, ay, ay» de Osmán Pérez Freire. París, Lisboa y Berlín fueron sus domicilios, y en Alemania se estableció, actuó en el célebre cabaret berlinés Wintergarten, rivalizó con la estrella alemana de la canción Zarah Leander y entre 1938 y 1942 grabó una veintena de discos.

Los autores Michael Jary y Bruno Balz compusieron para ella canciones como «Le coquelicot rouge» («La amapola roja»), «Le petit oiseau d’amour» («El pajarillo de amor») o «Oui, madame…!» («¡Sí, señora…!»), y Theo Mackeben y Hans Fritz Beckmann le escribieron «Amorcito mío» (1941). En su repertorio hay por igual canciones en español, francés y alemán como «Carmencita la gitana», «Je voudrais vous dire en francais» y «Küß mich, bitte, bitte küß mich». Pero los éxitos mayores de Rosita Serrano son canciones típicas americanas: «Cielito lindo» («Ay ay ay ay, canta y no llores / porque cantando se alegran, cielito lindo, los corazones»), del autor mexicano Quirino Mendoza y Cortés, y la habanera «La paloma» («Si a tu ventana llega una paloma / trátala con cariño que es mi persona»), del compositor español Sebastián de Iradier y Salaverri, escrita en La Habana hacia 1860.

La belleza de Hedy Lamar y la chispa de Carmen Miranda
Cantante y actriz de cine, la artista chilena también fue parte del elenco de la opereta «Máscara en azul» en el Teatro Metropolitano de Berlín y actuó en media docena de películas para la UFA entre 1938 y 1941, todas ellas musicales.

En su filmografía figuran Es leuchten die Sterne (Les étoiles brillent o Brillan las estrellas, 1938), Bel ami (1939), Die kluge Schwiegermutter (The wise mother in law, 1939), Der Vierte kommt nicht (1939), Herzensfreud, Herzensleid (Heureux en amour et peine de coeur, o Feliz en amores y penas del corazón, 1940) y Anita und der teufel (1941).

El suceso de Rosita Serrano tuvo lugar en plena Alemania nazi previa a la Segunda Guerra Mundial. El escritor chileno Víctor Farías alude a ella en el libro Los nazis en Chile (2000), donde asevera que, después de trabajar en Alemania, en 1940 cantó en Suecia para refugiados judíos perseguidos por el régimen nazi, razón por la cual éste bloqueó sus bienes y decretó la requisición de sus discos y registros radiales. Es legendario el concierto que el Rey Gustavo VI de Suecia la invitó a dar durante la guerra en el Palacio Real de ese país, donde Rosita Serrano llegó tras abandonar Alemania en 1943.

Chile no estuvo ajeno a su éxito. En 1948, después de dieciocho años de carrera en el extranjero, volvió a su país, donde, a juzgar por las crónicas de ese año en el diario «El Mercurio», se trató de un acontecimiento. El 29 de marzo el embajador de Chile en Inglaterra, Manuel Bianchi Gundián, ofreció una recepción en su honor, antes del regreso. Llegó a Chile el 31 de mayo y actuó en el Teatro Municipal el 5 de junio. Y, bajo el título de «Recital», el periódico informaba sobre su visita el 30 de junio: «Rosita Serrano deleitó al público interpretando un nuevo y selecto repertorio de canciones universales, magníficamente acompañadas por el conjunto de cuerdas de Radio Sociedad Nacional de Agricultura».

En Chile la artista cantó además las flamantes mapuchinas creadas por el compositor chileno Fernando Lecaros. Más tarde, el autor argentino Mariano Mores compuso para ella el tango «Adiós», hacia 1956. Tras un regreso a España, Rosita Serrano actuó también en EE.UU. y recogió nuevos halagos en Nueva York, San Francisco y Los Angeles, donde cantó en el Coconut Grove de Los Angeles y donde un crítico local escribió «Rosita Serrano une la belleza de Hedy Lamar y la chispa de la brasileña Carmen Miranda». Incluso volvió a Alemania en 1951, donde filmó las películas Schwarze augen (1951) y Saison in Salzburg (1952), y su popularidad en Europa se mantuvo vigente hasta la década del ’60.

En 1989 la prensa reportaba que una Rosita Serrano ya mayor aún vivía en la ciudad alemana de Hohenroda, pero la artista pasó sus últimos días en la comuna de La Reina, en Santiago de Chile, donde murió el 6 de abril de 1997, a los 82 años y en una situación de estrechez contrastante con el brillo de sus años de mayor gloria. A la fecha permanece como una voz histórica en la crónica de la música popular alemana, y canciones suyas se oyen en películas como El tambor (1979), de Volker Schlöndorff, y La casa de los espíritus (1993), de Bille August, basada en la novela de la escritora chilena Isabel Allende, donde figura la melodía de «La paloma» en la voz de Rosita Serrano. Décadas más tarde, su sobrina Isabel Aldunate incorporó ya en el nuevo siglo una versión de «Cielito lindo» a su repertorio, como un homenaje postrero y vívido al Ruiseñor de Chile.

Escucha su música en el sitio de la Fundacion Jose Guillermo Carrillo

Autor/Fuente
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