miércoles 14 mayo, 2008
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Los Faluchos del Maule

Durante los años en que la actividad portuaria chilena tuvo su mayor auge, Constitución (Nueva Bilbao de Gardoki) y Curanipe tuvieron un papel protagónico en el desenvolvimiento de esta actividad, puesto que contaban con astilleros para la construcción de embarcaciones menores.

Los faluchos maulinos fueron embarcaciones simples, construídas con las maderas que se obtenían de los bosques de robles que circundaban la ciudad y que tenían por función transportar la mercadería de los barcos hacia el puerto y viceversa.

La construcción de éstas embarcaciones era completamente artesanal, con madera de roble maulino que los mismos trabajadores de los astilleros sacaban de los cerros. A pesar de ser un trabajo manual, éste alcanzó un alto grado de especialización mediante el uso de plantillas exactas de cada pieza. Los faluchos medían alrededor de 18 metros de largo por 8 de alto y 8 de ancho. Su construcción demoraba tres meses.

La botadura de los faluchos era un gran acontecimiento social en donde todo el pueblo se reunía. La jornada duraba alrededor de dos días. Mediante una yunta de cuatro bueyes y unos largos cables de acero, se arrastraba a las embarcaciones hasta posarlas en el agua. Los faluchos se apoyaban en un suelo tableado de madera y se deslizaban sobre polines de troncos de eucaliptus de cuarenta centímetros de diámetro, los cuales le permitían ir avanzando por la playa muy lentamente. Al llegar a la orilla, se demoraba un día en meter el falucho al mar. Al finalizar la botadura con éxito se hacía una gran fiesta con todos los vecinos del pueblo.

Un falucho era navegado por un capitán traído generalmente de Constitución y cuatro tripulantes que habitualmente trabajaban también en los astilleros. La travesía era siempre una aventura muchas veces marejadas o temporales hacían peligrar el viaje que duraba alrededor de doce días hasta Valparaíso, aunque el récord fue de 36 horas con un muy buen viento. Al llegar a puerto un remolcador de Valparaíso tocando sus bocinas partía al encuentro del falucho arrastrándolo a la orilla.

A pesar de la simpleza de la construcción, efectivamente estas embarcaciones poseían una estructura asombrosamente fuerte, existiendo registros sobre travesías desde el puerto de Constitución hasta el Callao en el Perú, y otros recuerdan incluso el haber llevado el nombre de la ciudad hasta la misma California en Estados Unidos, cuando el metal dorado poblaba las mentes febriles de muchas personas que iban en busca de un mejor porvenir. Los faluchos se utilizaban principalmente como navíos de carga, en donde se transportaban los productos que se cosechaban en estas tierras, y que se trasladaban a todo Chile, siendo principalmente el trigo el producto que más se usaba trasladar vía marítima en estas embarcaciones.

Con la mecanización de los puertos  no se necesitó construir más embarcaciones, el trabajo de los astilleros terminó y la tradición de la construcción de navíos inaugurada por el conquistador Juan Jufré sólo quedó en el recuerdo de sus pobladores.

Con respecto a las industrias navieras iniciadas en tiempos de la Conquista y posteriores, el historiador don Francisco Encina dice (en la primera mitad del siglo XX):

“…y los astilleros de Concón. El de Antonio Núñez construía, en 1596, una fragata destinada a la carrera del Callao. El de Constitución, que subsiste hasta hoy, lo fundó Juan Jufré, pasando después al poder de los jesuitas, y a él siguieron los de Lirquén, Concepción, Valdivia y Chiloé, capaces de construir no sólo lanchas y botes, sino también buques aptos para hacer el tráfico al Perú.”

Autor/Fuente
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