La niñez de Bernardo O’higgins
En agosto se conmemora el natalicio del prócer más importante de la lucha independentista chilena. Si bien son conocidas sus hazañas de adulto, lo vivido desde niño fue lo que realmente forjó tanto sus luces como sus sombras. Del libro «La niñez de O’Higgins» del editor Horacio Hernández Anguita, hemos realizado un pequeño resumen del capítulo «La niñez de Bernardo» del autor Marcial Pedrero Leal. En él se expone su entorno, marcado por la ausencia de un hogar estable, la discriminación de sus contemporáneos y los constantes cambios de residencia.
Orígenes y contexto familiar
Bernardo O’Higgins nació el 20 de agosto de 1778 en Chillán, una ciudad marcada por las dificultades, tanto por las inclemencias naturales como por los ataques indígenas. Hijo ilegítimo de Ambrosio O’Higgins, un oficial irlandés al servicio de la corona española, y de María Isabel Riquelme, una joven criolla de 18 años, Bernardo llegó al mundo en un contexto de amor clandestino y bajo las restricciones sociales de la época. Su padre, consciente de las limitaciones impuestas por las leyes que impedían a altos funcionarios casarse con criollas, mantuvo su relación con el niño en la sombra, priorizando su carrera militar y política.
Infancia solitaria y discriminación
Desde su nacimiento, Bernardo O’Higgins vivió una infancia alejada de un hogar estable y afectuoso, un contraste marcado con la vida de muchos hijos de la aristocracia criolla de su tiempo. Criado en soledad, lejos del cariño constante de sus padres, Bernardo desarrolló desde temprana edad un carácter independiente y resiliente. Sin embargo, esa misma soledad lo expuso a la discriminación y burla por parte de sus contemporáneos, quienes no dudaban en señalar la ausencia de su padre como un estigma.
Primeros años en Chillán
Los primeros años de Bernardo transcurrieron en la casa de su abuelo materno, Simón Riquelme, quien probablemente intentó ocultar el embarazo de su hija para evitar el escándalo social. Durante sus primeros cuatro años, vivió en la propiedad de una amiga de la familia, doña Juana Josefa Olate, donde compartió su niñez con Juan Antonio Olate, a quien consideraría como un hermano. La temprana muerte de Félix Rodríguez, segundo esposo de su madre, dejó a Bernardo sin una figura paterna cercana, y su hermana Rosa asumiría un papel protector a lo largo de sus vidas.
Migración constante y adaptación
A los cuatro años, Bernardo fue enviado a Talca bajo las órdenes de su padre, quien, preocupado por los rumores sobre su hijo, decidió enviarlo a la casa de un amigo, Juan Albano Pereira. Allí permaneció durante seis años, iniciando una vida de constantes cambios de residencia. Esta experiencia lo obligó a adaptarse a entornos nuevos y desconocidos, forjando un carácter fuerte y autónomo, aunque también lo privó de una conexión profunda con un hogar estable.
Educación en Chillán
A los 10 años, Bernardo regresó a Chillán para ingresar al Colegio de Naturales, donde recibió una educación bajo la tutela de los franciscanos. A pesar de ser el hijo del gobernador, su condición de hijo ilegítimo no le otorgó todos los privilegios esperados, pero sí recibió una formación rigurosa y disciplinada. Durante su tiempo en el colegio, Bernardo compartió su vida con hijos de caciques mapuches y otros niños aristócratas, aprendiendo el mapudungun y otras expresiones culturales, lo que amplió su perspectiva y lo preparó para los desafíos que enfrentaría más adelante.
Rumbo a una educación superior
A los 12 años, Ambrosio O’Higgins, deseoso de brindarle una excelente educación a su hijo, lo envió a Lima para continuar sus estudios. Desde allí, Bernardo se trasladó a Richmond, Londres, donde culminó su formación académica. Este viaje, lejos de su tierra natal y de su familia, fue un paso crucial en la vida de Bernardo, consolidando su independencia y preparándolo para el papel trascendental que jugaría en la historia de Chile.
Lee el texto completo en el libro «La niñez de O’Higgins» del editor Horacio Hernández Anguita (Ediciones de la Universidad Católica del Maule).