martes 30 agosto, 2011
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Educación en Chile, calidad y equidad (parte 3)

La Equidad

El diagnostico esta claro: la sociedad chilena esta marcada por profundas desigualdades de ingreso estrechamente relacionadas a desigualdades educacionales. Los hijos del sector mas adinerado tienen la ventaja de contar a la vez con padres mas educados y con profesores de mas calidad. Esto los hace mas aptos para lograr éxito en los desafíos académicos que el sistema educacional establece. Ello redunda en una repetición de las desigualdades que se reproducen, entonces, de padres a hijos. Es posible compensar una parte mayor de las desigualdades de origen y no lo estamos haciendo. Este es el nervio de la injusticia de la sociedad en que vivimos

La equidad educacional en nuestro país se asienta en torno a tres dimensiones:

a) la segmentación en la calidad de la oferta educativa,

b) las condiciones extracurriculares o factores externos que discriminan negativamente el rendimiento educativo de los sectores más débiles económicamente de la población,

c) la relación entre datos de escolaridad y oportunidad de empleo.
Segun estudios sobre resultados de la ex PAA.(hoy los indicadores se mantienen igual e incluso más altos), los estudiantes que provienen de hogares con ingresos inferiores a $ 278.000 el 49% obtuvo menos de 450 puntos. En cambio, los que provienen de hogares con ingresos mayores a los $ 2.500.000 el 8% obtuvo menos de 450 puntos.

De los alumnos que egresan de la enseñanza media de colegios pagados (que representan aproximadamente un 12% del total) 1 de cada 2 obtiene mas de 600 puntos en la parte matemática de la PAA. En el sector particular subvencionado 1 de cada 15 y en el municipal 1 de 24. Esto estimando a los que desertan de la enseñanza media y básica y a los que no dan la PAA.

De los alumnos que rinden de la prueba SIMCE en 8° básico, incluyendo aquellos alumnos que desertaron, en el sector pagado, 1 de cada 2 obtiene mas de 300 puntos en la parte matemática. En el sector particular subvencionado 1 de cada 5 y en el municipalizado 1 de cada 10. Estas son desigualdades que queman.

Los hijos del sector mas adinerado tienen la ventaja de contar a la vez con padres mas educados y con profesores de mas calidad. Esto los hace más aptos para lograr éxito en los desafíos académicos que el sistema educacional establece. Ello redunda en una repetición de las desigualdades que se reproducen, entonces, de padres a hijos. Nada mas justo y natural que los padres destinen parte de sus ingresos para mejorar la educación de sus hijos. También destinaran algún tiempo en ayudarlos a estudiar. Es inevitable que un niño sumido en una atmósfera familiar de padres profesionales tenga ventajas desde él punto de vista educacional respecto de quien se ha criado en un hogar de padres casi analfabetos. En tal sentido la familia es un factor diferenciador con el que hay que contar. El influjo del nivel educacional de la madre, por ejemplo, es importante a la hora de explicar los resultados del SIMCE. Y esto seguirá siendo así inevitablemente.

Por otra parte, los sectores adinerados tienden a conseguir mejores profesores. Hay excepciones, pero esto es lo corriente. La afirmación anterior descansa en un supuesto: que los profesores, en general, prefieren trabajar donde les pagan más que donde les pagan menos. Uno podría pensar que esto no es así, que el Instituto Nacional prueba justamente lo contrario, que el factor prestigio es suficiente en la profesión. Y es cierto que enseñar en una institución de prestigio académico es importantísimo en el mundo de los profesores. Pero, desde luego, hay colegios privados de prestigio.

Segundo, los profesores de liceos de prestigio como el Nacional a menudo complementan sus ingresos con clases particulares con tutorías y cursos de preparación de la PAA. Profesores han rechazado ofertas que les permitían duplicar su sueldo en un colegio privado porque implicaba jornada completa y, por lo tanto, menos horas de enseñanza particular, debido a lo cual su ingreso total resultaba menor. Ello, por cierto, unido al enorme incentivo que significa educar a alumnos de excepción como los que reúne el Instituto.

El extraordinario prestigio de algunos liceos permite, entonces, incrementar sus rentas a los profesores que enseñan allá. Se trata de un efecto indirecto de la calidad y reputación que se traduce en un aumento de sus ingresos. (Por ello la ampliación de la jornada escolar pone en serio riesgo a liceos como el Instituto Nacional y a otros similares. Habría que abocarse al estudio de este problema antes de que sea demasiado tarde).

La contrapartida de esta situación es que estudiantes capaces, por no contar con medios económicos, quedan sin acceso a una educación de calidad que les permita desarrollar al máximo sus talentos. Otros, privilegiados económicamente, pero inferiores a ellos desde un punto de vista intelectual, alcanzarán en el país las posiciones de mando y liderazgo a las que habrían llegado de haber pesado más el talento y menos la cuna.

En todas partes el rendimiento de los hijos de padres educados y de mayor ingreso es, en promedio, mejor que el de los que tienen padres con poca educación y bajos ingresos.

Con todo, uno de los desafíos del sistema educacional es lograr un mayor grado de autonomía del rendimiento de los alumnos respecto al nivel educacional y al ingreso de los padres. Sucede que el rendimiento de los estudiantes chilenos es, en términos comparados, excesivamente dependiente de la educación y el ingreso de los padres. Los alumnos que provienen de hogares con un nivel bajo de recursos educativos en el hogar obtienen un puntaje promedio equivalente a 0,75 veces el de aquellos con un nivel alto de recursos educativos en el hogar. Hay países como Hong Kong en que el rendimiento escolar es más autónomo respecto del hogar del que proviene el alumno: el puntaje de los alumnos de bajo nivel de recursos educativos es 0,93 veces el de aquellos de alto nivel. El sistema educacional chileno tiene, por lo tanto, escasa capacidad de compensar las diferencias iniciales de capital humano entre los diversos hogares.

Nuestro sistema educacional debe ser perfeccionado si queremos que aumente la movilidad social y nuestras elites se vuelvan más porosas. Esto es sólo una dimensión del problema educacional que tenemos, y que dice relación con la equidad. La otra es la muy baja calidad, en términos internacionales, del rendimiento de nuestros estudiantes en general, incluyendo a los que tienen más recursos educacionales a su disposición. Hasta los dieciocho meses, los menores de diferentes niveles socioeconómicos presentan el mismo desarrollo psicomotor los primeros meses de vida; a partir de esa edad, empiezan a divergir

Los datos muestran que esa distribución inicial es alterada decisivamente en virtud de las diferencias de ingreso y del bagaje cultural que transmiten directamente los padres. Esto significa que se desperdicia el talento de una parte importante de cada generación de niños no adinerados. Por lo tanto, los desembolsos que implican las proposiciones que siguen desde el punto de vista económico deben mirarse más como inversión en el capital humano del país que como gasto. Lo que, desde luego, no quiere decir que el único objetivo del sistema educacional sea aumentar el ingreso de las personas o agilizar la movilidad social. La incorporación de un niño a la cultura es un bien en sí mismo que abarca múltiples aspectos y dimensiones. El cultivo de las aptitudes morales, intelectuales, artísticas, sociales y deportivas abarca mucho más que lo pecuniario. Es al interior de la cultura que una persona orienta su vida y da sentido a sus proyectos.

Lo económico es una de las dimensiones de toda cultura, que condiciona poderosamente la posibilidad de obtener los medios requeridos para alcanzar nuestros fines. En una sociedad pacífica y tolerante las personas aprenden a conseguir dichos medios ofreciendo bienes por los cuales los demás están dispuestos a entregar algo a cambio. Es obvio que ciertas destrezas, hábitos y conocimientos favorecen la adquisición de los medios que procuramos para lograr nuestros fines principales al interior de una comunidad de personas libres y respetuosas de los derechos de los demás. Y es obvio también que las personas esperan que su educación les deje virtudes, costumbres, conocimientos, y experiencias que les ayuden después a ganarse la vida en una sociedad de hombres y mujeres libres a los que no podemos forzar a darnos lo que queremos.

Estas consideraciones en modo alguno intentan, por tanto, desarrollar un sistema educacional de corte economicista que se mide en función de su aporte a la productividad de los individuos expresada en dinero. La educación, en cuanto permite el acceso a la cultura, posibilita el despliegue de la persona en plenitud como ser humano.

El objetivo de este artículo ha sido analizar el sistema educacional chileno en cuanto a temas de calidad y equidad, entendiendo que en definitiva el problema de la inequidad se manifiesta en las diferentes calidades de la educación entregada a los grupos sociales que componen la sociedad chilena. La política educacional llevada a cabo en los últimos años ha incrementado significativamente los niveles de aprobación de los establecimientos de enseñanza media, pero no ha logrado cambiar la situación estructural que mantiene las condiciones de inequidad: si en Chile si se quiere una buena educación, simplemente hay que pagarla, indicando la falta de equidad que caracteriza al sistema educacional chileno. Las políticas educativas aplicadas durante los gobiernos de la concertación no han logrado revertir el efecto de los factores contextuales sobre los resultados del sistema escolar, manteniéndose por tanto también desde esta perspectiva las condiciones de inequidad.

Hay un arduo trabajo que hacer que aún no se ha realizado con la seriedad que el tema requiere, si aspiramos a ser desarrollados, a verdaderamente ser jaguares, el tema de como nos preparamos para esta futura y lejana realidad deberá ser primordial.

Autor/Fuente
Juan Pérez Reeditado del especial del 2005 "Educación " de la revista MiDulcePatria https://www.midulcepatria.cl/web_antigua/web5/contenido/patria.htm
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