martes 30 agosto, 2011
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Educación en Chile, calidad y equidad (parte 2)

La calidad de la educación

¿Están nuestros sistemas educativos a la altura de las necesidades y derechos que los estudiantes tienen en el Chile de hoy?. A todas luces la respuesta es no. La sociedad contemporánea cambia a un ritmo mayor que el experimentado por la escuela. Los sistemas educativos fueron pensados y estructurados a partir de paradigmas sobre la educación nacidos en el siglo XIX y ajustados lentamente a lo largo del siglo XX, mientras que la sociedad cambia a ritmos cada vez más acelerados.

Los sistemas educativos están basados en un modelo de educación homogénea, cuando hoy la sociedad “globalizada” se caracteriza cada vez más por su diversidad, palabra a la que aun le tenemos mucho miedo.

Trabajar con la diversidad como un aspecto positivo es un desafío que nuestros sistemas educativos manejan con dificultad. De hecho, ésta es vista más bien como una traba, cuando, por el contrario, debe ser considerada una fortaleza. Los sistemas privilegian esquemas de trabajo homogéneos, con calendarios y ritmos de progreso uniformes, o bien seleccionan a los estudiantes según características que permitan contar con grupos «similares», ya sea en términos de estatus social, habilidades, u otros criterios.

Todo esto facilita la administración burocrática, pero nos distancia de la realidad del mundo actual cada vez más diverso; es una fiel reproducción de la inequidad social y quita a la diversidad la posibilidad de contribuir al aprendizaje. Los estudios muestran que en clases heterogéneas todos los alumnos aprenden más y mejor. Desarrollar la escuela para manejar la riqueza de la diversidad supone no sólo aceptación; también significa utilizarla para apoyar al desarrollo del aprendizaje de los estudiantes. Lamentablemente, aún no aprendemos cómo hacerlo.

También es importante resaltar que para reflexionar sobre la calidad de los sistemas educativos no se pueden mirar únicamente los resultados de las mediciones internacionales o nacionales del logro académico de los estudiantes, que sabemos revelan importantes rezagos en nuestra región.

Hay que prestar atención a temas más complejos que forman parte de la educación, como el desarrollo de capacidades para la convivencia y la tolerancia, el respeto al otro, la creatividad, la inserción en el mercado laboral, el ejercicio de la ciudadanía y la democracia. Todas estas son parte de un conjunto de aprendizajes relevantes para el mundo de hoy que deben ser garantizados para todas las personas independientemente de su condición económica, social, étnica, de género o personal si queremos que los sistemas educativos jueguen efectivamente un rol clave en la creación de la gastada frase “igualdad de oportunidades”.

La calidad de la educación entonces incluye aspectos relativos a la pertinencia y relevancia de los aprendizajes; la efectividad en el desarrollo de los mismos; la equidad en la distribución de las oportunidades educativas y la eficiencia y responsabilidad en el uso de los recursos que la sociedad le destina.

La realidad educativa chilena muestra aspectos particularmente destacados, junto a desafíos que aún subsisten. Por ejemplo, los importantes avances logrados en el acceso y la conclusión de la educación básica permiten a Chile plantearse retos mayores, como la universalización de 12 años de educación.

Sin embargo, no debemos perder de vista que todavía existe un pequeño grupo de personas que aún no concluye la educación básica. Este segmento, sin duda, requiere una mayor atención por parte de las políticas públicas para el aseguramiento de derechos que deben ser universales. Además, es importante resaltar que el sistema educativo chileno necesita generar mecanismos para eliminar prácticas discriminatorias en el acceso a las escuelas. En teoría, el modelo permite que los padres elijan el establecimiento en el que matriculan a sus hijos. No obstante, existe evidencia de prácticas de selección de alumnos por parte de los establecimientos de enseñanza: un claro ejemplo es la discriminación que hacen las escuelas católicas con los hijos de padres separados o la expulsión de las niñas que se embarazan, esto agregado el estatus socioeconómico o pertenencia étnica de los estudiantes, ejemplo de esto es también el carácter invasivo que nuestra educación occidental ejerce sobre toda nuestra diversidad étnica. Ha hecho prácticamente desaparecer culturas ancestrales como la Mapuche, anulándola completamente, borrandola de nuestras mentes, un niño Mapuche a la larga, termina desconociendo su propia cultura, quiere llegar a ser uno mas del sistema social pero a su vez la misma sociedad lo rechaza por ser distinto.
Todos estos ejemplos marcan el atraso mental que presenta el sistema educacional que nos lleva a reproducir desigualdades sociales y perpetúan el modelo de trato homogéneo, uniforme, sin crítica en que vivimos.

El aprendizaje se da a lo largo de toda la vida y de manera creciente en
varios ámbitos, etapas y espacios: en la familia, en el trabajo, a través de los medios de comunicación, de Internet, etc. Por ello, la calidad de la educación no debe ser vista como una tarea que puede ser abordada exclusivamente por los sistemas educativos, sino que compete y compromete a toda la sociedad.

Autor/Fuente
Juan Pérez Reeditado del especial del 2005 "Educación " de la revista MiDulcePatria https://www.midulcepatria.cl/web_antigua/web5/contenido/patria.htm
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